
El movimiento cooperativo, en general, ha venido realizando una ardua tarea, direccionada a satisfacer muchas necesidades del ser humano, y por qué no, de la naturaleza misma en el entendido que, como seres sociales necesitamos del otro, pues solos es imposible hacerles frente a las vicisitudes que se presentan a diario. El cooperativismo, desde su nacimiento ha buscado recuperar la dignidad humana, la cual ha venido siendo estropeada por las políticas neoliberales impuestas por uno u otro régimen.
Los dirigentes del movimiento cooperativo en Colombia, conscientes de los diversos problemas que atraviesa la clase trabajadora y el territorio en que vivimos, han estado luchando para desarrollar los principios y valores cooperativos, de tal manera que con ellos se pueda enfrentar o paliar parte de la problemática y generar conciencia de la importancia de un modelo diferente al modelo impuesto por la clase dominante, en el entendido que dicho modelo, no solo está aumentando las brechas sociales, sino que también, según muchos expertos, es posible que extermine nuestro planeta tierra.
Cada día se hace más urgente, desde el sector de la economía solidaria, asumir un liderazgo colaborativo, alejado de ese individualismo que caracteriza al sector financiero tradicional, pues la competencia y el favorecimiento de unos pocos, viene llevando a la sociedad a un abismo muy grande, en el cual crece la brecha social entre ricos y pobres, con consecuencias que ya están a la vista, pues para nadie es un secreto que los niveles de pobreza generan hambre, desolación, violencia, odios entre unos y otros y tantas otras situaciones conocidas. El cambio climático, si no se establece como prioridad, puede llevarnos a consecuencias catastróficas, tal y como lo han anunciado muchos líderes a nivel mundial. El liderazgo cooperativo debe enfocarse en ésta temática, no solo para desarrollar uno de los principios a fin de generar mayor conciencia entre los asociados y la comunidad en general, direccionados hacia una mayor presión, para que en las agendas de política pública queden establecidos los lineamientos concretos que permitan la salvación de nuestra especie.
Un liderazgo cooperativo debe ir enfocado a escuchar más a los asociados y su entorno, para que con la escucha de sus angustias y necesidades se diseñen programas, servicios y beneficios que apunten y ayuden a bajar esos índices de desigualdad que se vienen generando, desde afuera, por la aplicación de un liderazgo enfocado hacia el lucro personal y a una economía de mercado, tal y como lo plantea Stiglitz (2012), en su libro el precio de la desigualdad:
Durante años ha existido un acuerdo entre la parte alta y el resto de nuestra sociedad, que venía a decir lo siguiente: nosotros os proporcionamos empleos y prosperidad, y vosotros nos permitís que nos llevemos nuestras bonificaciones. Todos vosotros os lleváis una tajada, aunque nosotros nos llevemos una tajada más grande. Pero ahora ese acuerdo tácito entre los ricos y los demás, que siempre había sido frágil, se ha desmoronado. Los integrantes del 1 por ciento se llevan a casa la riqueza, pero al hacerlo no le han aportado nada más que angustia e inseguridad al 99 por ciento. Sencillamente, la mayoría de los estadounidenses no se ha beneficiado del crecimiento del país”. (p. 31)
Clark (2005), en un artículo publicado en la revista Internacional Magisterio, resalta el papel de la colaboración en el liderazgo basado en la cooperación, en la necesidad de un líder más servicial, entendido éste como aquel que se preocupa por el bienestar de los menos favorecidos y se concentra en las falencias y necesidades de los demás, sin dejar de lado lo que tiene que ver con esas habilidades como la administración participativa, la sensibilidad hacia el trabajo con la comunidad y la interpretación y seguimiento de las alarmas o señales que se emiten desde los demás, para nuestro caso, desde los asociados y desde las comunidades y entornos en los cuales se ejerce el liderazgo cooperativo.
El mencionado autor resalta diez “mantras”, que él las considera primordiales, tales como que el liderazgo es relacional, que todos formamos parte del mismo equipo, que se parte del supuesto de la buena voluntad, esperando lo mejor de las personas, que la excelencia es inherente a cada uno de los seres humanos y que como tal cada uno de nosotros tenemos fortalezas y valores personales, que el poder puede ser compartido de manera infinita, si se tiene en cuenta que cada persona es un líder en potencia, que líder es aquel que escucha las necesidades de los demás y de todo el grupo, que líder es aquel que cuestiona, que formula preguntas, que siempre está buscando la manera de darse a entender en vez de ser entendido, que líder es aquel que se posiciona como un campeón buscando un ambiente de seguridad emocional buscando siempre que los participantes interactúen y logren lo que desean, que líder es aquel con capacidades de generar soluciones demostrando optimismo y de no decir más de lo que debe decir.
Como se puede apreciar, este autor es claro en sus planteamientos, que desde mi punto de vista son claves para poder desarrollar un cooperativismo más inclusivo y sobre todo dirigido hacia unos asociados que cada día nos piden mayor participación y más espacios para compartir sus necesidades. El liderazgo cooperativo, es entonces, una clave para que desde el sector de la economía solidaria, podamos enfrentar ese modelo avasallador que se impone sin tener en cuenta a cuántos se deje de lado o a quien haya que sacar del camino con tal de lograr los propósitos de quedarse con la mayor tajada.
Chomsky (2020), plantea que la sociedad anda muy aislada, que andamos ensimismados y atrapados electrónicos, que, entre otras, nos hace sentir vulnerables y alejados de las realidades que nos circundan. Asimismo, nos alerta en el sentido que hay semillas de cambio que pueden llegar a germinar, direccionadas hacia una auténtica democratización, que puede llegar a un control popular y participativo de la vida social, económica y política, siempre y cuando busquemos caminos que nos conduzcan hacia allá mediante la cooperación y la ayuda mutua en todos los ámbitos de vida.
Si queremos cambiar las cosas, tendrá que ser mediante la cooperación, la solidaridad, la comunidad y el compromiso colectivo…Nos guste o no, los problemas más acuciantes de la actualidad han de afrontarse en el marco general de las instituciones existentes, sin óbice para que al mismo tiempo se lleven a cabo esfuerzos para quitarnos de encima la opresión institucional y caminar hacia unas mayores cotas de libertad, justicia, democracia verdadera, cooperación y ayuda mutua en todas las esferas de la vida (Chomsky, 2020, p. 117).
Menciona este ilustre pensador norteamericano, que antes los partidos políticos y muchas organizaciones sociales conformaban grupos, mediante los cuales se formaban y capacitaban en temas relacionados con la problemática propias de la época, pero que últimamente eso se ha abandonado y como tal debe nuevamente abordarse con el objetivo de permitir que la población se capacite y pueda abordar los temas con conocimiento de causa, que permitan acciones de unidad y ayuda mutua, tanto entre los trabajadores como de la población en general. El movimiento cooperativo en general, tiene la gran responsabilidad de generar educación entre sus asociados, pues la educación es un eje primordial y como tal desde allí, debe abordarse esa formación que permita no solo capacitar y formar a los asociados, sino a sus familias y todo el entorno social en que se desenvuelve.
Morin (2020), en su obra, cambiemos de vía, hace un análisis de lo que ha venido ocurriendo en el mundo y que no es ajeno a lo que ocurre en nuestro país, en lo relacionado que, si se continúa con esa política de deshumanización de la sociedad, definitivamente seguiremos rumbo al despeñadero. La política neoliberal, la política del libre mercado, del sálvese quien pueda y la de favorecer siempre a los más ricos, ya han demostrado que acrecienta la brecha social y por tanto llevará no solo a una mayor desigualdad sino a un crecimiento de la protesta social, tal y como se está viendo en nuestro país, todo esto, debido a la aplicación de esa política económica, que como se dijo anteriormente, viene de fracaso en fracaso, a pesar de la insistencia de muchos economistas que piden a gritos un cambio hacia una economía más pensada en lo social, en la solidaridad y la ayuda mutua.
Con el tema de la pandemia, el mismo Morin ejemplifica lo que sucede con la competitividad, al plantear que está puede degenerar en competencia, como lo que ocurrió con la búsqueda del tratamiento de la vacuna contra el COVID, que a cambio de buscar cooperación y ayuda mutua entre países, lo que sucedió fue que los países ricos se apoderaron de la mayoría de las vacunas en detrimento de los países subdesarrollados; todo esto ocurre, precisamente por aplicar ese principio neoliberal y de la economía de mercado, del sálvese quien pueda y no de aquel principio que se jalona desde la economía social, cual es el de salvémonos entre todos, a partir de la aplicación de eso grandes principios y valores establecidos desde la economía solidaria y cooperativa, cuales son el de la ayuda mutua, la solidaridad, el de la igualdad y cooperación, entre otros.
Stiglitz ( 2020), en su ultima obra, Capitalismo progresista, la respuesta a la era del malestar, realiza un análisis sobre como el capitalismo salvaje, cómo el neoliberalismo y cómo la economía de mercado ha venido fracasando en su país, EEUU, al igual que en el resto del mundo, precisamente porque dicha política solo busca el enriquecimiento de pocos en detrimento de las grandes mayorías, ya que se convierte en una política de discriminación, de exclusión, de injusticia, de desigualdad, de insolidaridad, con la cual se favorece a esos pocos, incluso generando tributaciones que los favorecen, aumentando de por sí esas desigualdades, generando una sensación de país rico, pero con una gran pobreza a cuestas. Este economista está convencido en que la economía solidaria puede ser una salida a la crisis de la humanidad, ya que la sociedad actuando en conjunto, puede salir más adelante que actuando en soledad “igual que, tradicionalmente, los granjeros se ayudaban entre sí para construir un nuevo granero, y que las familias se unen en tiempos de necesidad, nuestra sociedad opera mejor cuando actuamos todos juntos” (P. 272).
El papa Francisco, en su última Encíclica, Fratelli Tutti, plantea a lo largo de ella, la necesidad de un mundo globalizado y fraternizado, un mundo en donde quepamos todos, en donde la solidaridad, la ayuda mutua, la fraternidad, la amistad social, el acogimiento, la protección, el amor sincero entre unos y otros y la integración, sea lo primordial y no todo aquello que desune, que deshumaniza, que excluye, que distrae de lo fundamental y que esclaviza, “un mundo en donde se favorezca, para los inmigrantes de políticas solidarias y que no sometan las ayudas a estrategias y prácticas ideológicas ajenas o contrarias a las culturas de los pueblos a las que van dirigidas”.
En la mencionada Encíclica, el Pontífice, recalca mucho sobre la necesidad de cambios en los hábitos de vida, en evitar el individualismo que se promueve desde los sectores políticos y de todos aquellos interesados en mantener el modelo y el poder económico; contrario a ello, se requiere una política que permita encontrar otros caminos, como el de generar procesos sociales de ayuda mutua, cooperación y fraternidad, que no es otra cosa que los principios y valores que se promueven desde el sector de la economía solidaria.
Es por estas y muchas otras razones, por las cuales el papa y desde el movimiento solidario se resalta la necesidad de una tarea educativa que permita el desarrollo de hábitos solidarios y de un pensamiento más integral, al igual que una educación que desarrolle el pensamiento crítico, de tal manera que la sociedad pueda reaccionar frente a tanta desviación y abusos de poder que se generan desde los medios de comunicación y de los sectores políticos. Esta es una labor que también puede ser desarrollada desde los comités de educación de las cooperativas, y porqué no articulada desde la escuela, ayudando a combatir la estrechez del currículo o a las amenazas que se le hacen al maestro desde afuera, en el sentido que cualquier desarrollo de contenido no ajustado a los que dirigen el país, pueda ser considerado subversivo o de adoctrinamiento. Hay que recurrir a otro tipo de educación, como lo refiere Estanislao Zuleta, y es a aquella educación que no reprima el pensamiento y que no lleve solo a “la repetición o transmisión de datos, conocimientos, saberes y resultados de procesos que otros pensaron, eso que no enseña ni permite pensar”.
Estoy seguro, que si todos los líderes del movimiento cooperativo nos ponemos la camiseta de la solidaridad, de la ayuda mutua, de la cooperación entre cooperativas y de la extensión a la comunidad, entre otros principios y valores, podremos proponer un currículo alternativo a ese currículo de estructuración individualista que le permita a la escuela abordar desde la teoría y la practica ese aprendizaje cooperativo que facilita, potencia y desarrolla las competencias blandas que hoy se le piden a la escuela abordar y que serían fundamentales para tener una sociedad más solidaria, más equitativa, más justa, mas igualitaria y más responsable consigo misma y con el medio ambiente, pues de lo contrario seguiremos en ese abismo catastrófico al cual nos está llevando el modelo neoliberal impuesto.
La escuela en su conjunto requiere, como lo plantea Pujolás (2008), centrarse más en las habilidades sociales, de tal manera que los estudiantes aprendan a razonar, a defender sus puntos de vista y respetar los de los demás, que aprendan a escuchar, a ayudar y pedir ayuda, a trabajar en equipo y a buscar solución a problemas comunes de una manera creativa y acertada. “cooperar para enseñar, para enseñar mejor y enseñar a cooperar” (P. 272). Una escuela centrada en el aprendizaje cooperativo, generará una sociedad mas solidaria, más cooperativa y colaborativa, al igual que producirá líderes que jalonarán los cambios requeridos para una comunidad que pide a gritos, no más políticas individualistas, de libre mercado que empobrece y lleva a los seres humanos a caer, como dicen Akerlof y Shiller, como incautos en las trampas de ese mercado.
BIBLIOGRAFÍA
Akero9f, G. y Shiller, R. (2019). La economía de la manipulación. Cómo caemos como incautos en las trampas del mercado. Editorial Paidós. México.
Chomsky, N. (2020). Cooperación o extinción. Editorial Géminis, S. A. S, Bogotá, Colombia
Clark, Jonathan . La colaboración en el liderazgo basado en la cooperación. Revista internacional Magisterio No 17, octubre- noviembre 2005, página 38-41
Francisco, (2020). Carta encíclica Fratelli tutti del Santo Padre Francisco sobre la fraternidad y la amistad social. Librería Editrice vaticana.
Morin, E. (2020). Cambiemos de vía.
Pujolás, P. (2008). 9 ideas clave. El aprendizaje cooperativo. Editorial Grao, Barcelona. España.
Stiglitz, J. (2020). Capitalismo progresista, la respuesta a la era del malestar. Editorial Nomos, S. A. Bogotá, Colombia.
Stiglitz, J. (2012). El precio de la desigualdad. El 1% de la población tiene lo que el 99% necesita. Prisa ediciones, Bogotá, Colombia.
Suárez, H. (editor). (2020) Estanislao Zuleta y la educación. La vigencia de su pensamiento. Editorial magisterio. Bogotá.